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  • Foto del escritorRosmary Sánchez Zavala

Complejos Infantiles


¿Soy nerd?, ¿soy gordo como elefante?, ¿soy flaco como lagartija?, ¿tengo cuatro ojos?, ¿tengo cara de pizza?, ¿mi pelo es de alambre?, ¿soy enano?, ¿soy un gigantón?, ¿soy fe@?... Esas son tan solo algunas de las dudas que asaltan a los niños cuando comienzan los apuntes en negativo hacia su imagen corporal, si a eso le sumamos etiquetas relacionadas con su desempeño, o con sus habilidades probablemente la lista de complejos se continuará ampliando.


Un complejo, engloba una serie de vivencias y creencias en negativo que ha construido un sujeto sobre sí mismo, su imagen y su desempeño. Generalmente están asociados a conceptos e imágenes sobre sí en los que guarda cierta disconformidad y a través de los cuales puede llegar a sentir hasta minusvália.


Estos complejos pueden construirse sobre el físico, el desarrollo intelectual, el desarrollo social de un niño y llegar a afectar su autoestima y sentimientos de competencia en diversas áreas. Aunque estos complejos se van construyendo (ampliando o minimizando) a lo largo de la vida del sujeto, comienzan a mostrarse entre los 5 y 6 años cuando ya el niño es consciente de las reacciones que causa en el entorno.


Una forma sutil en la que aparecen los complejos están identificadas en la siguiente lista de conductas:

-Se siente agredido u ofendido por lo que dicen los otros. -Constantemente se victimiza por lo que le sucede. -Trata de buscar la perfección en todo lo que hace. -Busca constantemente reconocimiento externo. -Cree que su valía depende del éxito o el fracaso de lo que hace. -Es altamente competitivo. -Se irrita si no logra lo que desea, o si otros ganan. -Es muy complaciente. -Miente para justificarse. -Muestra poca iniciativa. -Se retrae de hacer actividades por vergüenza sobre lo que los otros piensen o digan de el. -Oculta su cuerpo o se nota visiblemente disconforme con este. -Se autoetiqueta en negativo.


¿QUÉ HACER ANTE LOS COMPLEJOS INFANTILES?

Primeramente conviene hacer una valoración de los mensajes que enviamos a nuestros hijos en formas de etiquetas y frases reafirmadoras. Los padres y cuidadores cumplimos un rol fundamental en la construcción de la sensación de valía que puede llegar a tener un niño, en especial en la consolidación de su autoimagen.

Mientras más amado y respetado se siente un niño por su individualidad menos probable es que desarrolle un pensamiento irracional sobre alguna diferencia que posea sobre los otros. Por ello es importante evitar las comparaciones y las críticas o apuntes en negativo constantes.

Seguidamente es recomendable nutrir la autoestima del niño a través de acciones que le estimulen a asumir riesgos, reduciendo la importancia que le damos al error y ayudándolo a valorar los esfuerzos de lo que hace, sin justificarse o victimizarse. Acompáñale en trazarse metas realistas y construir paso a paso tareas para alcanzarlas, guiándolo a que reconozca sus esfuerzos y se valide por sus acciones.

En este punto, los padres tenemos que ser muy auto observadores, pues si nosotros mismos vivimos en función de prejuicios o estamos centrados en valorar ciertos cánones de belleza, estilos de vida o incluso centramos nuestras búsquedas en el merecimiento constante por logros, grado de inteligencia o condición social, es muy probable que nuestros hijos internalicen estos parámetros para sí mismos.

Como siguiente punto aliente en su hijo ideas positivas sobre si mismo, su desempeño y las relaciones que construye. Muchos mensajes negativos llegan a través del entramado de amigos que los niños pueden tener, hágale saber que es importante construir relaciones verdaderas de afecto, que no estén cifradas en herir o hacer sentir mal a otros.

Así mismo, evite minimizar la situación, escuche lo que siente sobre lo que se le ha dicho y ayúdele a ver objetivamente eso que le preocupa, manteniendo una actitud empática y cercana. No se trata de decirle que lo que le han dicho no importa, sino en acompañarlo a explorar las razones por las cuales llego a sentirse minimizado.

Ayúdele a construir una estructura de respeto y defensa para sí mismo, que le empodere en caso de futuras agresiones.

Valore a su hijo siempre por lo que es, más allá de por lo que logra. Es importante que le haga sentirse amado y aceptado. De ese modo, la conexión filial le ayudará a entender sus diferencias desde las virtudes que estas le aportan.

Si nota que los complejos infantiles están impidiendo el correcto y sano desarrollo de su hijo puede ser necesario buscar acompañamiento terapéutico, en mipsicomama tenemos el espacio de consultas ONLINE, solicite el servicio a través de info@mipsicomama.com

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