Cada niño en su unicidad y como respuesta a las circunstancias particulares de vida que posee, responderá a los estímulos de interacción social y se expresará respondiendo con las habilidades que de momento ha desarrollado. La timidez y el déficit en habilidades de interacción social incorporan una serie de fenómenos heterogéneos, que parten desde una predisposición genética y característica de personalidad pasando por el estilo de vida y crianza de los padres, finalizando en la oferta de interacciones con los demás que el niño experimenta.
De ese modo, se observa como algunos bebés con un temperamento inhibido dan muestras de indicadores de timidez, que se podrán fortalecer o minimizar en función de las interacciones, sensación de seguridad y valía que oferten los padres. Así mismo, conforme el niño gana experiencia podrá ir superando o incrementando la timidez como respuesta a las interacciones que ofrecen los padres, bien sea como aprendizaje directo del modo como estos se relacionan o como resultado de la exposición al contacto con niños de su edad. Dicho en otras palabras, un bebé inhibido, con padres tímidos o con poca oferta de interrelación, en crianzas restrictivas o sobreprotectoras y con pocas oportunidades de interacción con niños de su edad, no sólo habrá dado rienda suelta a su predisposición sobre la timidez, sino que además se le habrán negado el entorno y las circunstancias que le permitan alcanzar habilidades de interacción social, punto de partida para alcanzar las destrezas que le facilitarán introducirse en un grupo, participar en juegos y manejarse en torno a las críticas, la vergüenza, los elogios y las peticiones de los demás.
Cabe destacar que la timidez no se considera una conducta conflictiva cuando se da en episodios aislados donde es normal que el niño se sienta intimidado, por ejemplo cuando se encuentra en un entorno nuevo frente a desconocidos. Así mismo, no podemos hablar de timidez cuando un niño hasta los 3-4 años elige permanecer junto a sus padres unos minutos antes de interrelacionarse en un entorno con otros niños. Ni cuando en edades superiores el niño elige permanecer inhibido por un momento en un entorno nuevo, en especial cuando luego de unos minutos se muestra tranquilo jugando con otros niños.
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La timidez, involucrará entonces una serie de elementos asociados a la sensación de seguridad y autoconfianza que pueda experimentar el niño, en si mismo y en las habilidades de interacción social que posee. De este modo, la timidez se considera una conducta que amerita atención a partir de los 5 años cuando los padres, pese a la estimulación y acompañamiento en espacios de interacción, aun notan retraimiento y respuesta ansiosa frente a la posibilidad de relacionarse con otros o hacer frente a algunas circunstancias ya conocidas para el niño (interactuar o en un lugar o entorno conocido, relacionarse con otros adultos significativos, poder permanecer sin mamá o papá en un entorno de visita común, etc).
Algunas recomendaciones que podemos poner en marcha:
De 0 a 3 años:
Brinde seguridad y cercanía en el bebé, es importante recordar que la interdependencia surge cuando la necesidad de dependencia natural ha sido cubierta. De modo que, mientras más fortalezcamos la confianza del bebé respondiendo de manera oportuna y empática a sus necesidades, mas le mostramos el camino de la respuesta de interrelación idónea para edades superiores.
Evite forzar al bebé a la interacción, cada niño tiene su tiempo para adaptarse a los cambios y responder a las demandas del entorno. Algunos niños son más tolerantes a la presión, sin embargo, otros se vuelven mas ansiosos frente a la anticipación de tener que responder de una manera particular en un entorno desconocido y frente a extraños.
Conforme el bebé va creciendo, oferte espacios de conexión con otros bebés y niños, esto no significa que les forcemos a que se relaciones, sino que permitamos que reconozca, valide y se sienta cómodo en espacios donde hay otras personas que comparten sus intereses.
De 3 años en adelante:
Promueva espacios de interacción social, las visitas al parque pueden ser una gran oportunidad.
Acompañe al niño en la ganancia de competencias de interacción social como:
iniciar una conversación,
presentarse,
presentarse
pedir ayuda
pedir disculpas
seguir una conversación
decir gracias
dar un consejo
recibir halagos y elogios
hacer peticiones y negarse a ellas
manejar críticas y la vergüenza
Puede valerse para ello de cuentos, películas o simplemente aprovechar los espacios para hacerlo usted y servir de modelo para sus hijos.
Evite castigarle, reprocharle y criticarle por su conducta tímida o retraída.
Evite compararle o poner expectativas difíciles de alcanzar para el niño
Fortalezca la autoestima y el autoconcepto de su hijo.
Solicite apoyo del docente para el manejo fuera del hogar de la conducta de timidez, pídale que le anime a participar de actividades donde pueda poner en práctica las habilidades de interacción social que ha practicado en casa.
Válgase de acompañamiento terapéutico para manejar situaciones que pudiesen estar promoviendo o estimulando la aparición de ansiedad frente a la interacción con otros o en espacios familiares para el niño.
En caso de requerir acompañamiento, en mipsicomama disponemos del espacio de consulta online, puedes solicitar detalles de este servicio a través de info@mipsicomama.com.
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