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Foto del escritorRosmary Sánchez Zavala

Ni secretos, ni culpas: consentimiento, lenguaje y niños


El lenguaje es un mecanismo poderoso en la prevención de muchas situaciones, entre ellas las ligadas al abuso sexual.

Como padres, muchas veces obviamos la importancia de utilizar la comunicación con los hijos como elemento protector, llegamos a creer que si hablamos de sexualidad de manera clara (nombrando las partes del cuerpo, nombrando los actos que dañan su cuerpo, etc), estaríamos dándoles información que no pueden manejar. Dejándoles como resultado de estos vacíos, indefensos frente a las situaciones en las que otro adulto ejerce el poder sobre ellos, conduciéndoles a vivencias que aunque le resulten incómodas no las comprenden, o haciéndoles sentir culpa, vergüenza y soledad frente a las posibles experiencias de intimidación, irrespeto, violencia o abuso.

“Este es un juego entre tu y yo”, “esto es nuestro secreto”, no le digas a mami porque se pone brava”, “te van a pegar-regañar si se enteran de esto”, “van a creer que eres homosexual”, “tu me hiciste hacerlo”, “nadie te va a creer”, “si no le cuentas a nadie te doy un regalito”, son algunas de las frases puestas en marcha por los adultos que ejecutan abusos sistemáticos con niños. Estos adultos en su mayoría -según las estadísticas- gozan de la confianza (y muchas veces hasta de la validación) de los padres sobre los hijos, saben que pueden violentar los límites del cuerpo (besarles, hacerles cosquillas, intimidarlos, etc), irrespetar los “NO” que los niños de manera natural pudiesen poner en marcha y utilizan estos principios (secreto y culpa) como herramienta de control sobre ellos, dejándoles indefensos frente a sus miedos sobre las consecuencias que pudiesen tener los abusos ejercidos hacía ellos.

Muchos niños que han vivido situaciones de abuso o violaciones, comentan que “no entienden” lo que sucede y que se sienten culpables de lo que están viviendo, así como que experimentan vergüenza por lo sucedido y acceden al secreto o a la invalidación de su necesidad de limitar estas acciones de los adultos por miedo, o sensación de que no se les creerá lo que dicen. “Mami nunca me cree, ¿qué sentido tiene contarle esto?”, “lo que HICE estuvo mal, no lo puedo contar me regañarán”, “no me gusta lo que siento, pero si mi -abuelo, tío, primo, vecino, etc- dice que es normal, quizá lo es”, “al final de todo siempre me da un regalo”.

Algunos niños manifiestan que sienten culpa frente a lo sucedido, por haber estado en soledad con el adulto que comete el abuso, o que sienten que son responsables de que mamá o papá no se enojen con la persona que les hace daño, e incluso, se viven como vulnerables de cara a lo que el abusador pudiese hacerles a sus familias si ellos cuentan lo que pasó.

Hablar con los niños sobre consentimiento sexual, implica acompañarles a entender que BAJO NINGUNA CIRCUNSTANCIA la invalidación de su cuerpo o el irrespeto a su negativa a ser tocados, la ruptura a su intimidad o lo vivido como abuso o violación es su responsabilidad. Que situaciones basadas en acciones de otros que les confunden, como las frases sexuales de un adulto hacia ellos , el toqueteo de sus cuerpos, juegos de tipo sexual, que le muestren sus partes, que le obliguen o le induzcan a mostrar las suyas, e incluyo los actos como frotar, besar, acariciar o tener sexo con otros niños frente a estos adultos, lejos de hablar mal o de generar consecuencias negativas para ellos ( los niños) son acciones que se rechazan y castigan al adulto que la pone en marcha.

De este modo el lenguaje conectivo, claro y responsable nos tiene que ayudar como padres a prevenir y detectar las situaciones de abuso, dejándole a los hijos saber y sentir que confiamos en ellos, que nadie tiene poder y control sobre sus cuerpos (solo ellos), que hablar sobre sexualidad está bien y es permitido, que aunque se sientan mal por lo sucedido ellos no son responsables ni recibirán sanción alguna por contar a situación (aunque no sepa como explicarlo) o por haber sido víctima de ello, en especial que si algo o alguna interacción de otros sobre ellos les incomoda, estamos allí para protegerles.

Recuerde que los niños necesitan a los adultos para protegerse, de modo que asumir nuestro rol activo frente a la prevención o de cara a la detección temprana de una situación de abuso infantil o violación se centrará en ayudar al niño a sentirse valioso, amado, cuidado y defendido. Si estás experimentando estas situaciones, en nuestra web hay post nutridos sobre los temas por separado y si requieres acompañamiento, no dudes en consultarnos y pautar con nosotros una #ConsultaOnline. Escríbenos a info@mipsicomama.com para detalles del servicio.

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